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viernes, 31 de diciembre de 2010

RELATOS DE CUMANACOA

















Por: Daniel Alejandro Ruiz Correa

En cualquier lugar que uno esté, en su casa, con amigos o en su trabajo siempre hay historias en los labios-semillas en la espera para germinar. Así surgieron estas dos historias en los labios de mi secretaria Sara Fermín, en uno de esos descansos cotidianos en el trajín  de la oficina. Ella es oriunda de Cumanacoa, y lleva consigo a flor de piel esa hermosa sensibilidad y don de la oralidad que caracteriza a  los hijos de esta tierra.

CAIGO O NO CAIGO

 Evaristo López "El Gago"  iba sobre su caballo un rucio de mediana estatura. El caballo marcha a paso lento, por el camino. A su izquierda hay un hermoso cañamelar perteneciente a Don Anselmo Izquierdo, terrateniente de la región. Mientras su caballo avanza el paisaje es  uniforme, grandes extensiones de cañas  se doblan al paso del viento. De pronto, el equino relincha nervioso mientras se para en sus dos patas traseras, Evaristo trata de calmar a la bestia.

-so, so, quieeeeto biiiicho ¿queeé te paaaasa?.

Sin embargo, el caballo sigue relinchando del susto. Evaristo mira a su alrededor para ver que aterra al animal, si es una culebra, o una fiera que acecha. Pero no se ve nada. De pronto, se escucha una voz de ultratumba que resuena en el copo de un árbol:

-¿Caigo o no caigo?

Evaristo le responde con voz firme, tratando de evitar que el terror lo domine:

-Caaaae  siiii  te  daaa laaa   gaaana

De súbito cae en el anca de su cabalgadura un saco de huesos, el caballo aterrado emprende veloz carrera hasta llegar a la hacienda, exhausto.  Mientras los trabajadores bajan a Evaristo de la cabalgadura, en su rostro se observa una mueca de terror  que describe  el terrible momento que ha vivido. Evaristo pasa una semana postrado en su cama, sin poder hablar y contar la terrible experiencia que ha vivido. A partir de ese día, en ese sitio del camino aparece un espanto en las noches  cumanacoenses llamado “el caigo o no caigo”.



CRUZANDO EL RÍO

Manuel montado en su burro llega a la orilla del río Jua Jua, su rostro denota contrariedad y preocupación. El río esta crecido, moviendo su cabeza a ambos lados  observa el ímpetu y bravura de sus aguas. El sabe que debe cruzarlo ya que la carga de café significa dinero para sus padres y sus hermanos.  Sin embargo, un miedo ancestral lo domina, ha visto mucha gente ahogarse arrastrado por la furia y fuerza de la corriente. No obstante, la necesidad de cumplir con el encargo de  su padre era más fuerte. Así que escruta la orilla buscando el sitio más adecuado para cruzar las impetuosas aguas. Una vez seleccionado el lugar, Manuel inicia la peligrosa travesía persignándose y encomendándose a Dios. Al otro lado de la orilla su padre, un hombre pequeño de cuerpo delgado, se aproxima presuroso junto con su pequeña hija Sara. Ella observa con nerviosismo y angustia como su hermano intenta cruzar el caudaloso río. Le grita desesperada para que se regrese, mientras su padre intuyendo el peligro se mete en el agua apoyándose en una vara. Sara impávida grita desesperada tanto a su padre como a su hermano que se regresen, que se van a ahogar. Ella se siente impotente, al ver como son embestidos y estremecidos por la fuerte corriente. El terror la invade, al solo pensar que dos de sus seres queridos sean arrastrados y ahogados por las aguas del río. Cuando parece que todo está perdido y que inexorablemente el río se los llevará en su tropel. Chuo Marín un muchacho campesino de cuerpo musculoso y fuerte, curtido en las duras faenas del campo, oye los gritos desesperados de la niña. Y sin mediar el peligro se lanza a las frías aguas. El está más cerca de Manuel, pero decide nadar hacia el papá de Sara que está a punto de soltar la vara que lo aferra a la vida. El muchacho lo sujeta con fuerza y lo lleva a la orilla. Sara aliviada le devuelve una sonrisa agradecida, pero él va en busca de Manuel que se haya comprometido, lo rescata y por último pasa al burro con su carga. Desde ese día Sara incorpora a su lista, un héroe de carne y hueso,  llamado Chuo Marín. 


Para leer más escritos de Daniel Alejandro Ruiz Correa:
http://grupoliterariobabandi.obolog.com/


FUENTE DE LA IMAGEN:http://g-train-g.tripod.com/Fotos/index.album/cumanacoa?i=13

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