Por: Marta de Arèvalo
(Montevideo, Uruguay)
Se necesita una pareja
capaz de reengendrar el universo.
Él, debe tener corazón de trigo,
ella, leche y miel bajo la lengua.
Amanecerán desnudos
sobre un lecho de jazmines
al Sur de la Mesopotamia
donde nacen las aguas primigenias.
Sobre el abismo de la Sublime Diferencia
cruzarán el puente de la mano.
No volverán la vista
ni bajarán la frente
ni herirán la rosa
ni hablarán la desconfianza.
Entrarán por la puerta iluminada
que custodian serafines entre lirios
y habitarán la tierra donde crecen los arpegios.
Establecerán las estrellas para siempre
y sus descendientes heredarán la paz. “
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