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| Enviado: | jueves, 29 de julio de 2010 12:25:03 p.m. |
| Para: | escmusstacecilia@hotmail.com |
A mediados de los años 60, mi padre tenía un caballo al que llamaba "Pinocho". Para toda la familía era un acontecimiento, a tal punto que a mi hermano Miguel y a mis sobrinos se les ocurrió la brillante ídea de inscribir a "Pinocho" en las carreras de caballo que se realizaban los días domingos en el hipodrómo de Paraguaná, Edo. Falcón de donde somos oriundos.
Demás está decir, que una vez inscrito el animal en la carrera, toda la familía se abocó a hacer las respectivas propagandas y publicaciones del acontecimiento y el asunto se manejó de la manera siguiente: a mi padre le correspondió informarle a todos sus amigos en el pueblo de Buenavista donde vivían, mi hermano Miguel (quién para la época tenía un aserradero en Punto Fijo) invitó a todos sus amigos y clientes en general y mis sobrinos se encargaron de informarles a todos sus amiguitos en el colegio, amén de que las emisoras de radio se encargaron de hacer las propagandas correspondientes porque hasta allá llegó la cosa.
El día de la carrera toda la familía se fué al hipódromo a ver correr a "Pinocho" y el locutor informó de la partida de los competidores, la cual contaba mi padre fue bastante pareja. Pero cuando mas emocionados y seguros estaban de que "Pinocho" dejaría en el terreno a los otros caballos, a éste no se le ocurrió otra cosa que acostarse en medio de la pista a mitad de carrera. De allí no lo pudo levantar el jinete, quien hizo un esfuerzo sobrehumano con el fuete y nada que "Pinocho" se levantaba.
Al final, cuando la competencia culminó, fué que se levantó. Mi padre y todos los demàs no se explicaban que habìa pasado con "Pinocho", si fué que se desmayó o se quedó dormido....
Al llegar a casa con "Pinocho", mi hermano le preguntò a papá: -"A ver papá, ¿que vamos a hacer con la porquería de caballo éste?"
Mi papá le respondió todo compungido y mal humorado: "No sé, creo que lo voy a vender por tres lochas y que se lo lleven para Jadacaquiva para que cargue leña. Al muy malagradecido ése no lo quiero ver más".
Claro que después vinieron tiempos mejores, porque mi padre compró al burro "Peniche" y ese si que no lo dejó mal parado nunca, hasta que al pobre se lo llevó la "peste de los burros" y ya ustedes conocen la historia...... (Y para quienes no la conocen y quieren saber de què se trata, busquen en el archivo del blog el artìculo "MIS RECUERDOS DE PENICHE" publicado el 22-07-10)
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