

Por: Ana María Díaz Paz
anadiaz_1409@hotmail.com
Cuando recuerdo mi infancia viene a mi mente la época más linda del año: la finalización de las clases en noviembre y el comienzo de las vacaciones en diciembre.
Nos levantábamos bien temprano y salíamos a jugar, pero por las tardes íbamos a los ensayos del pesebre viviente, que cada año realizaba una familia del barrio.
Todos los chicos del vecindario participábamos ayudados por nuestros padres, que se encargaban de fabricarnos las panderetas y los trajes que usaríamos.
Nada sabíamos de la existencia de Papá Noel, pues nosotros celebrábamos los Reyes Magos. Existía la creencia entre los niños, que si nos portábamos bien, los Reyes nos dejarían regalos en nuestros zapatitos, que con tanta inocencia y ansiedad preparábamos la noche previa al 6 de enero.
Tampoco había árboles de Navidad, eso se fue imponiendo con el correr de los años.
Solo era el pesebre viviente, con grandes y chicos participando y cantando villancicos, acompañados por guitarras, violines, bombos y cajas, celebrando la Navidad y compartiendo en comunidad, el nacimiento del Niño Jesús.
Fueron tiempos hermosos, que poco a poco desaparecieron. En la actualidad la Navidad comienza a vivenciarse desde el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de María, en nuestro país feriado nacional.
Nos levantábamos bien temprano y salíamos a jugar, pero por las tardes íbamos a los ensayos del pesebre viviente, que cada año realizaba una familia del barrio.
Todos los chicos del vecindario participábamos ayudados por nuestros padres, que se encargaban de fabricarnos las panderetas y los trajes que usaríamos.
Nada sabíamos de la existencia de Papá Noel, pues nosotros celebrábamos los Reyes Magos. Existía la creencia entre los niños, que si nos portábamos bien, los Reyes nos dejarían regalos en nuestros zapatitos, que con tanta inocencia y ansiedad preparábamos la noche previa al 6 de enero.
Tampoco había árboles de Navidad, eso se fue imponiendo con el correr de los años.
Solo era el pesebre viviente, con grandes y chicos participando y cantando villancicos, acompañados por guitarras, violines, bombos y cajas, celebrando la Navidad y compartiendo en comunidad, el nacimiento del Niño Jesús.
Fueron tiempos hermosos, que poco a poco desaparecieron. En la actualidad la Navidad comienza a vivenciarse desde el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de María, en nuestro país feriado nacional.
En la Argentina hay una profunda devoción a María y muy especialmente a la Virgen del Valle. Una gran cantidad de santiagueños, peregrina todos los años a la vecina provincia de Catamarca para celebrar esa fiesta, y los que no pueden ir, se acercan a la Parroquia Virgen del Valle, donde desde muy temprano, llegan peregrinos del interior de la provincia, trayendo sus imágenes, vistiendo de gauchos, con sus caballos enjaezados y dándole un colorido particular con sus banderas ( de la Nación, de la Provincia y la bandera Papal) en medio de una gran algarabía y sobre todo una gran participación popular. La Banda de Música acompaña los festejos que culminan con Misa y Procesión.
El 8 de diciembre, todos arman el arbolito, al que todos los años hay que agregarle algo nuevo y que permanecerá hasta el 6 de enero. Las casas se visten con adornos navideños y algunos, ( los más pudientes) decoran los fachadas de sus viviendas. La noche del 24 las familias se reúnen en sus casas para cenar y recibir la Navidad, brindando con sidra, mientras el más pequeño de la familia traslada hasta el pesebre (armado a la par del arbolito) la imagen del Niño Jesús. La gente olvida aunque sea por unas horas, los problemas, rencores y miserias, y se abre a la Esperanza, mientras el cielo se ilumina con incontables fuegos artificiales , brindando un espectáculo maravilloso y único.
Espero que les haya gustado esta reseña y solo me resta desearles una
COMENTARIOS A ESTA ENTRADA:
El 8 de diciembre, todos arman el arbolito, al que todos los años hay que agregarle algo nuevo y que permanecerá hasta el 6 de enero. Las casas se visten con adornos navideños y algunos, ( los más pudientes) decoran los fachadas de sus viviendas. La noche del 24 las familias se reúnen en sus casas para cenar y recibir la Navidad, brindando con sidra, mientras el más pequeño de la familia traslada hasta el pesebre (armado a la par del arbolito) la imagen del Niño Jesús. La gente olvida aunque sea por unas horas, los problemas, rencores y miserias, y se abre a la Esperanza, mientras el cielo se ilumina con incontables fuegos artificiales , brindando un espectáculo maravilloso y único.
Espero que les haya gustado esta reseña y solo me resta desearles una
FELIZ NAVIDAD!!!!
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COMENTARIOS A ESTA ENTRADA:
Gracias Maria Teresa, un gusto y un honor colaborar con tu prestigiosa revista y sobre todo contar con tu amistad, besosssssssssssssssss FELIZ NAVIDAD!!!! Ana Maria Diaz Paz
RESPUESTA DE "DE LA TIERRA TODA":
Por el contrario, amiga, el honor es nuestro. Los mejores deseos para tí y tu familia en esta Navidad.
1 comentario:
Gracias Maria Teresa, un gusto y un honor colaborar con tu prestigiosa revista y sobre todo contar con tu amistad, besosssssssssssssssss
FELIZ NAVIDAD!!!!
Ana Maria Diaz Paz
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