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martes, 12 de enero de 2010

PEDRO GRIMALES Y JUAN BOBO (Cuento tradicional venezolano)


(Cuento popular de autor desconocido)
Había una vez dos hermanos, uno muy astuto, avispado, "vivo" al que decían "Pedro Grimales". El otro medio tontón, "caído de la mata", este era llamado "Juan Bobo".
Un día murió su padre y como única herencia les dejó una burra.
De inmediato Pedro Grimales dijo:
-Debemos compartir la herencia que dejó papá. Matemos a la burra, la partimos por mitad y una mitad será para tí y la otra para mí, Juan Bobo.
-No, hermano, cómo se te ocurre partir la pobre burra a la mitad.
-Tenemos qué hacerlo, Juan, es una para los dos, debemos compartirla.
Tanto y tanto insistió Pedro Grimales que Juan Bobo al fín accedió. Realizada la operación, Juan Bobo tomó su mitad de burra y la lanzó al Rio Guaire. Pedro Grimales tomó la suya. se fué a una zona donde vivían personas de holgados recursos económicos, colocó la mitad de la burra frente a una lujosa quinta y se sentó a esperar en la acera opuesta. Al salir el dueño de la quinta y ver tal despojo en su puerta miró a todos lados y reparando en la presencia de Pedro Grimales le llamó y le preguntó cuánto le cobraba por botar a la burra.
Pedro Grimales le dijo una cifra, de inmediato el señor sacó su cartera y le entregó el dinero agradecido de que el hombre hubiera accedido a hacerle tamaño favor.
Pedro Grimales tomó su dinero, su mitad de burra y se fué a otra calle de la misma Urbanización donde repitió la operación.
Conforme pasaban los días y la burra se comenzaba a descomponer y a oler mal, la cifra solicitada por Pedro Grimales era mayor, así como mayor era el agradecimiento y más rápido el movimiento de sacar la cartera.
Cuando la burra estaba ya demasiado descompuesta, Pedro Grimales la lanzó al río Guaire feliz de haber conseguido en poco tiempo una pequeña fortuna.
Pedro Grimales se hizo rico con su astucia mientras Juan Bobo siguió pobre.
NOTA: Este cuento al igual que tantos de "Tío Tigre y Tío Conejo"
pertenecen a nuestras narraciones tradicionales y fueron pasando como tradición oral de generación en generación en la época en que, por no haber radio ni tv, las veladas se realizaban alrededor de los abuelos que reunían a la familia para contar relatos que habían aprendido a su vez de sus propios abuelos.

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