Fuente de la foto: http://www.kwcontinente.com
POR: EMIGDIO MALAVER G.
El juego está empatado, Ely Landaeta, y tu equipo de Tacarigua está abriendo el noveno inning, teniendo como rival al fuerte club de El Poblado, el cual tiene en la lomita a uno de los mejores pitcher de Margarita, como lo es José Obando. Y, tú, Ely Landaeta, tienes la palabra con el bate, en cuenta de tres y dos y par de outs. Por eso debes responder al público, donde hay un montón de tacarigüeros, que están en la tribuna central del estadio Nueva Esparta, y quienes esperan que de tu bate salga el batazo que prenda la mecha y abra un ralling que permita la entrada de varias carreras, y Tacarigua pueda ganar este partido que le hace bastante falta para clasificar para la ronda final de este torneo estadal de beisbol Clase A.
“Vamos Ely”, te dices internamente, cuando José Obando con una mirada fija y tenebrosa está tomando las señas de su receptor. “Pero no importa”, piensas, y estás dispuesto hacer un buen swing cuando venga el lanzamiento, el cual ya está por salir de la mano del serpentinero, y cuando éste sale endemoniado, en forma de balín, tu bate, Ely Landaeta, hace contacto con la bola y sale una línea tendida por sobre la raya de cal del left field, que pica buena y se abre hacia la zona de foul, y tú en veloz carrera sales hacia la primera almohadilla, y aquel público delirante y observando que la bola sigue en lo más profundo del jardín izquierdo, y tú, Ely, cruzas hacia segunda y luego para la tercera, y viene el disparo yyy... !quieto!, dice el umpire; y la algarabía revienta en la tribuna... y tú emocionadísimo.
Y luego te abres un poco en tercera cuando el pitcher entra de lado, y fue ahí cuando se te ocurre observar hacia la tribuna y ves a Zenaida, la muchacha que te la sacas de jonrón con el bate de su mirada, la jeva que te poncha el corazón con las curvas de su cuerpo y la que te deja sin aliento; y por eso sólo escuchaste: !Out!, cuando Obando lanzó a tercera y te sorprendió en la esquina caliente. Y más tarde, Ely, se perdió el juego y tú perdiste hasta el amor de Zenaida.
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