Por: Lic. Abdiel León Fuenmayor
abdielleon@gmail.com
19 de febrero de 2003.
Tocuyito, Edo. Carabobo, Venezuela
Cuando uno está muy niño, uno es inexperto. En ese tiempo, uno está en un constante aprendizaje: aprendiendo en cada momento. Pero cuando uno ya ha aprendido muchas cosas sobre la vida, existen conocimientos que están tan fijados a nuestra manera de pensar que parecieran ser reglas de vida. Si deseamos reaprender, debemos antes despojarnos de las viejas maneras de pensar y proceder. Para poder aprender, necesario es desaprender aquellos aspectos de los cuales debamos despojarnos para lograr que el aprendizaje sea óptimo.
Sería una pérdida de tiempo intentar plantar un árbol exactamente en el lugar donde ya hay otro; necesario es arrancar de raíz el árbol viejo, para poder sembrar el nuevo. No podemos dejar ni una pizca de raíz del árbol viejo, porque luego ese árbol viejo retoñará y estorbará al árbol nuevo en su intento de brotar de la tierra y de alimentarse. Necesario es arrancar de nuestro pensamiento, todo lo que fue originado por ese viejo aprendizaje. Así y sólo así el conocimiento nuevo podrá penetrar hasta nuestro carácter, y desarrollarse efectivamente.
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