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jueves, 13 de enero de 2011

EL ADIVINO DEL CIRCO



Marbella García Méndez.

Valencia - estado Carabobo - Venezuela.
marbeg@cantv.net

La siguiente historia es real y me la contó una persona muy querida por mí, quien me comentó que le había sucedido a su papá:
A principios de los años sesenta, el señor Juan Pulgar, quien era oriundo del estado Mérida (Venezuela) de profesión comerciante, tenía un camión 750 con el que se ganaba la vida, viajando por varios estados,  comprando y vendiendo mercancia (víveres, frutas y hortalizas). Siempre iba acompañado de otra persona, quien hacía las veces de copiloto, ayudante, etc.
En uno de esos viajes, fueron a San Felipe (estado Yaracuy); al final del día, luego de una larga jornada , que comenzaba en la madrugada y culminaba bien entrada la tarde;  buscaron donde pasar la noche y continuar al día siguiente con las labores.
Unos moradores de la zona, les dieron cobijo en el patio de la casa; donde estacionaron el camión y se ducharon. Cuando se disponían a descansar, el señor Pulgar recordó que temprano había visto unos carteles, que anunciaban que esa noche habría una función de circo, y se dijo:
-¿Por qué no? Un poco de diversión no nos vendría mal, vamos a distraernos un poco...
Antes había lavado y colgado su ropa interior; y pensó:
- ¡Que importa! me visto y listo. Total nadie va a saber que no cargo interiores....
Dicho y hecho, se fueron al circo; donde habían Acróbatas, Payasos, Magos, adiestradores de animales, entre otras atracciones. Pero lo que llamó su atención fue un adivino, quien pronosticaba el presente y el futuro; y para allá se fue.
Todo iba de lo mejor, el adivino haciendo su trabajo y la gente fascinada con todo aquello; hasta que se le ocurrió comentar:
-¡Yo se que aquí hay una persona que no carga ropa interior y ya voy a decir su nombre!
Todos sabemos que la tarea de los adivinos en los circos es hacer creer al público que conocen el pasado, presente y futuro de las personas, pero realmente de eso hay muy poco. Eso  lo desconocía el señor Pulgar, porque al escuchar decir esto, le dijo a su compañero en forma tajante:


-. Vámonos de aquí; que este condenado adivino, ya sabe que no cargo interiores y me va a hacer pasar una pena delante de toda ésta gente.

Sitio web de la imagen:  audiovisualartistas.com

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