Por: Julio T.
Sofía es quien firma el correo que he recibido y que pretendo compartir con los amantes de la cultura poética, espero sea de su agrado:
Tu fuiste ese guerrero que me hirió en el combate…,
pero también el monje que ha rezado por mi…,
y el hijo por el cual, el corazón más late…,
y el sabio alucinado… del que tanto aprendí…
Y yo fui el peregrino que te prestó su báculo…,
y el chamán que aquel día te salvó de morir…,
y aquella pitonisa que consultó al oráculo,
preguntando a los dioses tu hora de partir…
Como actores de paso de un teatro itinerante,
en vez de pueblo en pueblo…fuimos de vida en vida…,
jugando a ser el loco…el poeta…la amante…,
el pastor…el viajante…la santa…el homicida…
¡Cuántos juegos jugamos…desandando milenios…!:
¡El que cura…el que mata…el que salva…el que peca…!
¡Y fuimos los druídas…los celtas…los esenios…,
y fuímos los egipcios…los mayas…los toltecas…!
Y hoy te cruzo en la calle…¡y no me reconoces!…,
y muy adentro mío se me estruja una cuerda…
y te grito en silencio -¡un silencio a mil voces!- :
“¡compañero del alma!…¿¡cómo no me recuerdas…!?”
Dice Sofía desconocer el nombre del autor, pero, debemos recordar que todo cuanto existe en el universo es propiedad de todos los seres humanos y qué mejor homenaje a nuestro autor desconocido, que difundirlo con honor y con justicia.
Gracias Sofía por entregar este bello poema.
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FOTO TOMADA DE http://www.visionmiedo.com/?p=4187
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