Por: Marbella García Méndez
Valencia - Estado Carabobo - Venezuela.
marbeg@cantv.netMi sobrina Carolina García se graduó de bachiller en el año 1993, luego de culminar los dos últimos años de educación secundaria sorteando una serie de obstáculos, por ciertas situaciones que a veces se presentan (falta de dinero, cambio de colegio, arranques de rebeldía juvenil, entre otros); lo cierto es que logró al fin graduarse con muchos méritos académicos.
Llegado el día pautado para la realización del acto académico en la ciudad de Punto Fijo (Estado Falcón) donde había cursado estudios, nadie de la familia estuvo dispuesto a acompañarle por una u otra razón, al final asistió a la ceremonia en compañía de un pariente lejano.
Al finalizar la tarde y de regreso a casa, a Carolina quien caminaba de lo más optimista y no se cansaba de repetir que por fin su sueño de ser bachiller se hacía realidad, la envolvió una ráfaga de viento que por poco la lanza al suelo, corrió con mejor suerte que la carpeta que traía bajo el brazo, la que si voló por los aires.
"¡Mi carpeta, mis papeles!" "¿Y ahora como hago para recoger todos los documentos?" se preguntaba Caralina desesperada; al tiempo que trataba infructuosamente de atravesar la avenida para recoger los documentos que habían salido volando. Cuando finalmente pudo cruzar, se dió cuenta que era demasiado tarde para recuperar nada, porque un condenado chivo se lo había devorado casi todo.
Fueron muchos viajes a la Zona Educativa de Falcón, al Ministerio de Educación y a otros entes gubernamentales, los que tuvo que hacer durante dos largos años más, para recuperar toda la documentación original (título de bachiller, notas certificadas, etc.) que el chivo se había devorado.
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