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Por: MARBELLA GARCÌA MENDEZ
Valencia, edo. Carabobo,Venezuela
marbeg@cantv.net
Mi tío materno Fidel Méndez fue un soltero empedernido toda su vida, así que como buen soltero de vez en cuando se tomaba sus buenas copas de licor. Él vivía en Caracas y siempre viajaba a Falcón a visitarnos; en una de esas estadías, pasó a saludar a nuestra vecina Inés quien aparte de ser su amiga era su comadre; por la noche cuando regresó a nuestra casa se acostó a dormir.
Al día siguiente le dice a mi mamá:
"-Guillermina que le parece si cocina el pescado fresco que compré ayer".
Mi mamá extrañada le contesta:
"-Yo creo que anoche usted tomó mas que de costumbre, porque no trajo nada", a lo que mi tío mas extrañado aún le respondió: " -Fijese que sí, debe ser que lo dejé donde mi comadre Inés, mande por él a su casa".
Así mismo lo dispuso mi madre y cuando mis hermanos llegaron casa de Inés, esta les comento que mi tío le había visitado el día anterior pero que realmente no había dejado pescado alguno. Mis hermanos regresaron a casa y le informaron a mi mamá lo sucedido, pero tambien agregaron:
"-Ella dirá que no, pero nosotros creemos que mi tío tiene razón, porque cuando llegamos estaban almorzando y era pescado de color como rosado... " a lo que mi tío saltando de la hamaca, exclamó:
"-¡Pargo, eso es!, ya decía yo que no estaba tan borracho anoche.... "
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