Por: Marbella García Méndez
Valencia - estado Carabobo - Venezuela.
A principios de los años 70, mi sobrina Diana García conducía un "Hillman Hunter", color blanco, año 68, ese fue su primer carro; todos los días Diana se trasladaba a su trabajo en las oficinas del INOS (ahora HIDROCENTRO) manejando su carrito, un buen día se accidentó a la altura de la redoma de "San Blás" (Valencia) y otro conductor (un guardia nacional) le prestó ayuda; era un caucho espichado y el buen hombre lo cambió y se retiró del lugar, dejando a Diana con la duda de que hacer con el caucho pinchado y preguntándose: "¿Será que lo dejó acá?" "Mejor no" se respondía ella misma, "¿Y si lo pongo a rodar cerro abajo?"; que ideas no se le ocurrieron esa mañana con el bendito caucho.
Llegada la tarde y de vuelta a casa le comenta a su papá lo sucedido, al preguntarle mi hermano si tuvo algún inconveniente para cambiar el caucho, Diana le respondió: "Ciertamente no, solo que me lo tuve que traer de vuelta a casa y será que esperamos que pase el aseo para botarlo, porque realemente no supe donde dejarlo"; mi hermano de lo mas extrañado le dice: "¿Como que botarlo?", "¿Botarlo y el rin también?".
Resulta que, ella pensaba que los cauchos una vez espichados había que botarlos con rin y todo
COMENTARIO DE “DE LA TIERRA TODA”
Amiga, en todas partes “se cuecen habas”. Para consuelo de Diana confesaré que hace unos dos años se me cayó el vaso de la licuadora y se rompió. Lo boté…(ya adivinaron) con la base…(No el motor, al menos, pero sí la base. Y luego tuve qué comprar AMBAS COSAS. Ja,ja,ja,ja.)
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