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miércoles, 7 de abril de 2010

GALOPAR DE CABALLOS



Por:  GLADYS LAPORTE

Era diciembre y estaba haciendo un friìto muy sabroso en Maracay, en el sector que llaman Camburito.
Me encontraba en el patio de una casa a eso de la una de la madrugada conversando con unos amigos cuando un señor mayor que estaba en la reuniòn nos dijo: -"¡Paren la oreja, oigan, oigan el galopar de los caballos!"
Nos quedamos callados y efectivamente oimos que el viento soplaba como un galopar de caballos que pasaba a toda velocidad por entre las matas del patio. Nos quedamos perplejos.
El señor nos refiriò que ese era Tarazona buscando el tesoro que el dìa que muriò el General Gomez èl enterrò bajo unas lajas en la orilla del rìo y, como tuvo que huir, no le diò tiempo de sacarlo en vida. Ahora lo busca despuès de muerto. Nos refiriò que muchas personas lo han visto en compañìa de sus amigos rondando por la zona.
Al dìa siguiente, yo tenìa una intervenciòn en un programa de televisiòn local y echè el cuento. Luego me fuì para la casa de mi hija, que quedaba en Tocoròn, y me agarrò la noche.
Cuando iba pasando por un camino hacia la parada del bus, siento que viene un ventarròn y como diez caballos que se me venìan encima a todo galope. El veinto me empujò contra una cerca de alambre de pùas y quedè ensartada ahì. Los caballos pasaron por encima de mì; no los vì, los oì solamente.
Las personas que venìan detràs de mì me ayudaron a levantarme del suelo y me despegaron del alambre, pues creìan que yo me habìa caido. Aùn tengo cicatrices en los brazos.
Le contè lo sucedido al señor que me echò el cuento y me dijo que ese habìa sido Tarazona, porque yo habìa revelado su secreto ante un pùblico muy grande y la gente se puede entusiasmar e ir a registrar el sector a ver si encuentran el tesoro.
Le pido que me perdone, pero esto me pasò y lo cuento como algo asombroso, pero no voy a dar las señales de dònde se halla la botijuela. No quiero màs problemas.

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