(Valencia, Edo. Carabobo)
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"Cuando niña vivíamos en el campo (mis padres, siete hermanos y yo) en el pueblo de "Buena Vista" península de Paraguaná, de donde somos oriúndos; mi padre tenía un burro al que llamabámos "Peniche", que era su máximo orgullo. En una oportunidad a principios de los años 70 mi papá estaba hospitalizado y "Peniche" enfermó también pero de la "peste de los Burros", la que decían era mortal. Mi hermana Carmen Rosa al ver lo mal que estaba el animal y pensar que si se moría, mi papá se pondría peor, se le ocurrió la brillante idea de comprar dos aspirinas, disolverlas en una bañera con agua y darselas al burro, la misma bañera que mi mamá guardaba celosamente porque era donde bañaban a mi hermano menor. Al burro no le dió tiempo de tomarse el agua, porque cayó redondito encima de la bañera y mi hermana andaba desesperada porque sabía lo que le esperaba cuando regresara mi mamá del trabajo. Por otra parte, los dos únicos policías que vigilaban el pueblo, fueron comisionados por el señor Prefecto de quemar todo animal que muriese por esos días, porque decían la peste era contagiosa, ¡Tremenda tarea para el recordado Beto Bermúdez y compañía! demás está decir, que mi padre mejoró y vivió muchos años más, mi madre aún recuerda a su bañera rota y nosotrps aún recordamos a Beto, a "Peniche" y la desesperación de mi hermana Carmen.... ¡Que tiempos aquellos!"
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