LLEGÓ EL ADIOS
Oi el reloj. En el pasillo solo
escuché resonar las campanadas
que me advertían del pasar del tiempo
miré tus ojos...no dijiste nada.
Traté de hablar pero no hallé palabras
que detuvieran lo que se avecinaba.
Sólo un sollozo trémulo se oyó entonces
en la semipenumbra de la sala.
Llegó el adios en forma contundente,
llegó el adios, yo ya me lo esperaba
quedé en silencio sin pedirte razón
y en ese adios que dijiste tan frío
tú te llevaste de este pecho mío
mi alegría, mi alma y corazón.
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