Por: GABRIEL JESÙS BAEZ
Un encuentro sin color es atravesado por el blanco y el negro. Te entregarè cada parte de mi dolor. El dolor de esta cicatriz me persigue fuertemente. El otoño llega sin misericordia y sigue enredàndome entre sus frios dedos. Soy como un molesto trozo de hielo que se derrite. Levàntame gentilmente, y juega conmigo entre tus labios.
Aun asi seguirè buscando una unica forma de amor. Mas que a lo lejano, esos ojos marchitos se aferran al presente. De ser posible, me gustaria acabar atrapado de esta forma:Escondidos juntos -tu pàlida piel- y que la luna se esconda también.
Desde ese entonces, me he convertido en algo parecido a la noche en un mar de dependencia, se me ha olvidado respirar antes de estar en este trance dejando atràs unicamente tibieza. La estètica del perdòn hace que odie tus besos de orgullo.
No me dejes solo, y deja ya de amarme por consideraciòn. Cualquier palabra que digas en tu habitaciòn se escaparà rapidamente a enredarme y a dormir ¿es eso todo lo que puedes enseñarme? Las preguntas que deja una sonrisa, un suspiro perdido y solo la luna lo ve.
En el momento en que la proxima aguja larga alcance el techo tu ya no estaràs, y yo ya no serè necesario.
Aun asi, estoy seguro de que buscàbamos la forma del amor. Mas que a lo lejano, esos ojos marchitos se aferran al presente. Deser posible, me gustaria acabar atrapado de esa forma en vano, ese deseo de la noche traerà la mañana.
Con un beso gentil, càlido y lleno de cobardia dèmoslecalor a esta
ùltima noche
que la luna la iluminarà.
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