Por: Sandra Santaella
La nostalgia me invade. Hace màs de 25 años mi infancia crèdula paseaba por aquì, por este parque. Hay momentos grabados en la mente como grapas indestructibles, hay olores incapaces de borrar, hay pasiones, hay miradas. Busco en ellas a esos amigos de mi infancia confabulada de nostalgia. Busco en sus ojos a ese niño travieso, a esa niña italiana de piel muy blanca que cantaba conmigo esas canciones de los años 80.
Busco ferozmente poderme rodear de esa vida màgica que me haga sonreir y olvidar.
Quisiera que el tiempo retrocediera y poder correr tras ese columpio rojo que rasgò mis rodillas de inocentes cicatrices, cicatrices que me divierten y me alegran la vida actual...vivir allì quisiera, vivir allì ojalà pudiera.
Ojalà pudiera correr y huir de los bachacos que se abrazaban de mis botas ortopèdicas llenas de barro, mientras el sol posaba en mis delgados brazos.
Ojalà ese columpio rojo con su vaivèn me estremeciera nuevamente hasta soñar que puedo, una vez màs, alcanzar el cielo.
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