Por: María Teresa Fuenmayor Tovar
mariateresafuenmayort@hotmail.com
Porque vivía la lejanía fantasiosa y realista del poeta y la llevaba impresa sobre todo en la mirada. Y porque antes que hablar se refugiaba en los largos silencios rotos por el sonido del rasguido de la pluma sobre el papel -crítico neutral de sus cuartillas, receptor de sus palabras, confidente mudo-. Y porque una irrazonable esperanza le había confinado al reino de los ensueños como si un compromiso ineludible le llevara a tratar de materializar lo que sólo eran quimeras.
Su intensísima vida interior disimulada siempre entre el ruido y movimiento de lo cotidiano creaba personajes, paisajes, historias,sentimientos, sueños y sombras. Sombras que luego le perseguían sin descanso y de las que a veces intentaba -infructuosamente-escapar. Ese era su castigo: lasoledad. Ser casi un dios en un mundo irreal donde sólo habitaba él.
Se vistió de soledad, se vistió de olvido, se vistió de azul. Se sintió, de pronto, adyacente a sí mismo. Se contempló desde fuera, como si su otro yo, antes completamente unido a sí, se hubiera separado totalmente y tuviera ahora una visión “estereo” de la vida.
Voló por el cosmos desconocido e irreconocible expandiendo su conciencia y comprendiendo - ya tarde- de qué se trataba todo.
NOTA: Leer versión original en www.paraalmassensibles.blogspot.com bajo el título "EXPANSIÓN".
FUENTE DE LA IMAGEN: http://adiscar.obolog.com/page/280
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