Los paraísos,por muy cliché que ésto parezca,casi siempre se encuentran en las costas o en las montañas.
Aunque no hay que eliminar alguna ciudad grande ,donde cualquier cosa puede pasar.
Pero éste recuerdo viene de Barra de Navidad,Jalisco,en México.Su nombre surge de que el lugar es una gran extensión de tierra ,que de un lado tiene una laguna y del otro el oceano pacífico,y los pescadores llegan con las lanchas atiborradas de camarón y deliciosos peces,que son preparados en tendajones ahí en la misma playa,que cada tarde se llena de bañistas que contemplan cómo el sol se convierte en una gigantesca moneda de oro que se va sumergiendo en el mar. Apoteósico.
Filmábamos ahí una cinta de Charles Bronson,en la cual participaban también Katherine Deneuve,Fernando Rey y Gilbert Roland;el rol mío era el del hijo de un pescador al que habian ahogado unos buzos nazis;y desde luego que Charles Bronson se vengaba de ellos,ya que era la época en que la venganza era su especialidad.
El caso es que un día ví a un americano muy elegante que pasó el día sentado en la silla del director, acompañado de dos hermosas modelos,por lo cual todos asumimos que era algún productor que venía de Hollywood a estar pendiente del rodaje.Me acerqué a ellos y charlamos un poco acerca de los pormenores de la escena que acabábamos de terminar,y luego le pregunté que si él era de los productores .
Dijo que no,que como vió ahí la silla del director desocupada y a nosotros filmando,pensó que nadie se molestaría de que la ocupase un rato con sus hermosas amigas.Y así fué,ya que por la pinta que tenían ,los demás asistentes de la producción asumieron lo mismo,que era alguien de arriba.
Ya en toma de cervezas y departiendo todos como amigos,dijo que nos invitaba a un grupo grande a una fiesta que él celebraba en una hermosa casa de playa que había rentado.
Con la alegría que todos traíamos,fuimos a la casa y se puso animado el baile,y corrió el champagne y la pasamos todos enorme.
Ya al amanecer,apareció una cocinera preparando un desayuno sensacional,y ahí en la plática me dijo que yo le parecía un buen amigo y un tipo en el que se podía confiar.---Hombre ,gracias,¿Qué me quieres confiar?---
Me dijo:---Tengo una maleta grande,llena de billetes de cien dólares,y te los puedes llevar al veinte por ciento,sería una buena oportunidad para tí.
---¿Y que tal están?---pregunté por curiosidad.
---Están perfectos,---Respondió.
No tuve que pensarlo mucho.Acababa de nacer hace unos días mi segundo hijo,y un lugar al que jamás tomaría el riesgo de caer ahí,es una prisión.Así que respondí.
---Ciertamente que sé ser amigo;y además te agradezco que nos hayas traído a tu exquisita fiesta.Y escúchame bien,soy tan buen amigo,y puedes confiar en mí,tanto,que lo que me acabas de proponer jamás lo escuché.---
Entendió,y nos despedimos.Jamás comenté éso con nadie,y repito,yo no aceptaría vivir del crimen.Pero tengo el recuerdo de las mujeres hermosas y una colección de gente,de película.
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