Llegó a bordo de un -"Te quiero",
-misterioso caminante-
Fué esperanza, fué desvelo,
fué un "después", -no habló de un antes-.
En sus brazos conoció
las delicias del amante.
Fué quien la hizo mujer
más luego siguió -errante-.
No supo de dónde vino
aquel dia de sol brillante
pero fué un anochecer
el que lo llevó distante.
El viento borró sus huellas
y el horizonte vibrante
no dijo qué hizo con ellas
en su misterio gigante.
De un extremo hasta el otro
-por la linea de levante-
sus ojos siempre lo esperan
-y el corazón late y late-.
Le dejó un "por quién vivir"
-que no poseía antes-
porque dentro lleva el hijo
del ignoto caminante.

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